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Andorra, su macroeconomía

Principales rasgos de la economia andorrana

Andorra es un país europeo avanzado, con una economía de libre mercado, abierta, flexible y poco regulada. El PIB per cápita andorrano se sitúa en torno a los 31.000 euros, nivel superior a la media europea y al de España y similar al de Francia. La actividad económica de Andorra está orientada principalmente a los servicios, igual que al resto de economías europeas. Este sector concentra el 90% de las empresas del país y el 83% de la ocupación, el nivel más elevado entre todos los países del Europa Occidental y Oriental.

El comercio y el turismo representan cerca de la mitad de la ocupación del sector servicios en Andorra, que recibe en torno a 8,5 millones de visitantes el año, mayoritariamente españoles y franceses. Por este motivo, la evolución económica de Andorra presenta una fuerte dependencia de la coyuntura exterior, principalmente de las economías española y francesa. La limitada producción nacional de manufacturas se suple con unas importaciones elevadas para atender la demanda interna y, sobre todo, la demanda de los visitantes extranjeros al país. Este hecho se traduce en una ratio de importaciones per cápita muy elevada, sólo superada a la UE-27 por Luxemburgo, Bélgica, los Países Bajos y Austria, que pone de manifiesto el elevado grado de apertura exterior de la economía.

Otro sector estratégico para el país es el sector financiero, el cual ha sido fruto de una profunda reforma los últimos años para cumplir con las exigencias de la OCDE y hacer frente a los problemas derivados de la crisis financiera internacional iniciada el 2008. Andorra también dispone de una amplia oferta de servicios profesionales (abogados, economistas, asesores, ingenieros, etc.), tanto a empresas como particulares, que permiten un desarrollo lleno de la actividad económica dentro del Principado. Amés, hay que destacar la participación del sector público a la economía, que ha ido en aumento los últimos años, si bien esta todavía es fuerza inferior a la de las economías europeas.

La economía andorrana ha experimentado un proceso de apertura creciente al exterior durante las dos últimas décadas. Así, el 1991 se estableció una unión aduanera con la Unión Europea, donde actualmente se destinan el 90% de las exportaciones y de donde provienen el 91%de las importaciones. Este paso ha ido seguido de múltiples acuerdos con otras instituciones de forma que actualmente Andorra forma parte de 23 organismos internacionales, entre los cuales destacan la Organización de las Naciones Unidas, la Unesco, el Consejo de Europa, la Organización Mundial del Turismo, la Organización Mundial de la Salud, la Organización Internacional de la Francofonía o la Secretaría General Iberoamericana, entre otros. Andorra también tiene el estatus de observador a la Organización Mundial del Comercio desde el año 1997.

Evolución económica reciente

La fuerte crisis económica que sufren las economías desarrolladas, y en mayor mide la europea, desde el año 2008, también ha llegado a Andorra, donde el PIB registró un descenso el 2010, por tercer año consecutivo, del 3,4% real, según apuntan las estimaciones oficiales, publicadas por primera vez el 2011. Este retroceso se enmarca en una tendencia a la pérdida de dinamismo iniciada el 2005, después de haber vivido un largo periodo de expansión económica entre 1997 y 2004, con un crecimiento mediano del PIB superior a las medias española, francesa y europea.

La caída de la actividad económica se pone de manifiesto también en la evolución otros indicadores económicos relevantes como el nivel de ocupación del país (-4,0% el 2010) o el número de empresas (-1,4%), y ha frenado el flujo de inmigración que tradicionalmente atraía el país para hacer frente a sus necesidades de mano de obra, ante la limitada oferta de la población autóctona.

La crisis se explica, principalmente, por la caída del turismo y de la construcción, sectores que impulsaban, a su vez, la actividad otros sectores relacionados, como el comercio y la industria.

En este contexto, las autoridades han adoptado varias medidas de reactivación económica — incluyente incentivos fiscales— y de reforma estructural, para impulsar la actividad, generar nuevos factores de atracción económica, modernizar la legislación mercantil y transformar el modelo de crecimiento hacia uno de más sostenible y sustentado en el capital humano, la competitividad y el conocimiento.

Entre estas medidas destacan la aprobación de la Ley de inversiones extranjeras, que supone un paso adelante en la apertura de la economía andorrana a la inversión extranjera; la Ley de sociedades anónimas y de responsabilidad limitada que, entre otras cuestiones, crea un registro de sociedades mercantiles y la obligación de someter las cuentas anuales a auditoría a partir de una cierta dimensión; y la Ley de la contabilidad de los empresarios, que establece la obligación de los empresarios de presentar las cuentas al Registro y que ha sido desarrollada con la aprobación de un Plan general de contabilidad.

Paralelamente, la economía andorrana continúa mostrando los últimos años un elevado dinamismo en la adaptación de las nuevas tecnologías, con un crecimiento muy importante de el’uso de Internet — hasta lograr unos niveles de penetración superiores a la media europea—, hecho que se tendría que dejar notar en una mejora progresiva de la productividad y tendría que contribuir a impulsar la competitividad de la economía en el futuro.

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